La fotografía es escribir con luz. 30 años de práctica en el campo de la fotografía en blanco y negro. Educación en la época del cine analógico. Ya de adolescente amplié mis fotos exclusivamente en mi propio cuarto oscuro para poder dar forma a todo el proceso de producción yo mismo.  

En esa época trabajé principalmente con las cámaras CANON AE1 y CANON A1, la película en blanco y negro ILFORD PAN F 50, los papeles de Ilford, las ampliadoras de Durst y los procesadores de color JOBO.

Ver una imagen es un proceso de comunicación no verbal. El cerebro funciona en imágenes. Por eso la fotografía es tan poderosa, rápida y directa en su efecto.

Con su especial habilidad para la abstracción de motivos minimalistas, la reducción a estructuras, luz y sombra, fotografía en blanco y negro es adecuada para la intensificación artística de una declaración de imagen en el sentido de la fotografía artística.  

Los métodos de grabación y ampliación analógicos originales apenas se utilizan hoy en día, debido al desplazamiento por la fotografía digital. En el área digital utilizo sistemas de Canon y Fuji hoy en día.

Pero es precisamente este fundamento de la tecnología analógica lo que me sigue moldeando hoy en día. El calor, el alma y la emoción deben ser representados y comunicados en mis fotos.

No busco la perfección aquí. Es precisamente lo que no parece perfecto lo que crea el sentimiento, la emoción, en una producción. La supuesta perfección, por otra parte, a menudo carece de la tensión necesaria y el resultado suele parecer frío. Los antiguos maestros chinos, por ejemplo, incorporaron un grano de arroz en los jarrones que diseñaron para que su trabajo no fuera absolutamente perfecto.

A pesar del aluvión de estímulos e información, el constante aumento de la velocidad de la sociedad, el espectador debe detenerse en la fascinación. Cada vez más un desafío. Desgarrando al observador de su velocidad, ralentizándolo y dedicándose por un momento sólo a la imagen. Comunicarse conscientemente con la imagen. Si lo disfruta o incluso lo rechaza depende sólo de él. Su sistema de valores y experiencias es uno de los factores decisivos para ello.

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"Muchos fotógrafos convencionales parecen no pensar en lo que hacen ni sentir ninguna responsabilidad hacia nada. Cuando terminan, los modelos ya no tienen ningún rastro de sí mismos. Eso de parecer joven sin arrugas ni expresión es muy aburrido, la verdad.
- Peter Lindbergh -